Recursos para mejorar nuestra expresión oral y escrita, parte I
- Dr. Gerardo Toledo
- 8 jun 2018
- 7 Min. de lectura
Actualizado: 13 jun 2018

En las siguientes entradas al Blog, encontrarás algunos consejos y pautas que te ayudarán a conseguir la correcta expresión escrita y oral. Para ésta última, haremos también ejercicios en clase; análisis de la exposición oral (tuya y de tus compañeros) y aplicación de algunas ‘técnicas’ con el objeto de atenuar el nerviosismo, mantener el ‘foco’ sobre nuestro tema y lograr una exposición clara, sucinta y persuasiva de nuestras ideas. Estas recomendaciones, en su mayoría, con mínimos cambios, se toman de un documento de libre consulta (y distribución) realizado en la ESCA del IPN en la CDMX.*
Hablar, pensar, escribir
Para empezar, hay que tener siempre claro el siguiente factor: hablar, pensar y escribir, aunque ‘aparecen’ como un proceso mas o menos continuo en nuestra subjetividad, manteniendo estrechas y poderosas relaciones entre sí, no son equivalentes; tampoco constituyen una secuencia lineal, ni predeterminan uno al otro. Hablar en público, o escribir un texto, implica que dichas relaciones se manifiesten y estructuren de manera diferente en relación al contexto en el que se da la comunicación; es decir: cuando me hablo a mí mismo, a otra persona o a un grupo de ellas oralmente, el contexto será muy diferente al que correspondería si lo hago por escrito.
Expresarse correctamente, en forma clara, breve y resolutiva por escrito nos brinda múltiples beneficios: desde aprender a utilizar los signos de puntuación, la reglas gramaticales, la ortografía y la sintaxis adecuadamente, hasta el hábito de planear y desarrollar con anticipación, la exposición de temas y cuestiones de interés personal, escolar, social o profesional.

Aprender a expresarse por escrito correctamente, te permitirá:
• Entregar excelentes exámenes escritos, con la posibilidad de sumar más puntos a tu calificación.
• Redactar una buenas tesis, un buen proyecto, un protocolo de investigación, etc.
• Presentar trabajos prácticos donde se requiera elaboración literaria.
• Desempeñarte con éxito en carreras como periodismo, publicidad, comunicación social, docencia, diseño, literatura, etc.
• Elaborar cartas o escritos comerciales o académicos exitosos.
• Superar pruebas laborales que incluyan, en sus requerimientos, cultura general y capacidad de comunicación por escrito.
• Ingresar en algunas universidades, solicitar y conseguir becas, entrevistas de trabajo, etc.
• Disfrutar el placer de poder comunicarnos eficientemente en cualquier circunstancia, sin depender de terceros.
• Superar la media actual de estudiantes, que aun en grados avanzados, no saben escribir ni formular principios o preguntas por escrito respetando las reglas básicas.
• Obtener una alta calidad de redacción que te permita expresarte con claridad, elegancia, orden y corrección.
• Desempeñarte exitosamente en el campo profesional, donde poseer facilidad de expresión oral y escrita mediante el uso de un vocabulario adecuado y una ortografía correcta se vuelve fundamental.
• Emplear una redacción que esté de acuerdo con el cargo que desempeñes en el futuro.
Adquirir habilidades que mejoran tu composición escrita te permitirá:
• Cultivar la atención, observación, juicio e imaginación.
• Ordenar y sistematizar tus pensamientos.
• Conseguir claridad, propiedad y justeza en la expresión del pensamiento.
• Cultivar la invención y la creación.
• Habituarte al análisis y la síntesis.
• Aplicar los conocimientos lingüísticos que hayas adquirido.
• Mejorar la ortografía.
• Enriquecer y depurar el vocabulario.
• Iniciarte o ampliar tus conocimientos en el análisis de la belleza.
• Fomentar el deseo de leer más y conocer obras literarias.
Redactar adecuadamente
El origen etimológico de la palabra redactar, nos sirve como orientación para abordar el tema. Redactar proviene de redactum, a su vez derivado de redigere, que significa compilar, poner en orden. Redactar no es otra cosa que poner por escrito hechos o ideas que deseamos o necesitamos comunicar. Tanto la expresión oral como la escrita se valen del lenguaje y las cualidades principales del lenguaje son:

1) Corrección
2) Claridad
3) Precisón
4) Concisión
5) Sencillez
6) Orden
1) Corrección: La corrección depende del buen uso de las normas de sintaxis y los aspectos ortográficos, lo que incluye:
a) La estructura gramatical: sujeto y predicado, la cláusula y el párrafo.
b) El uso correcto de la ortografía y puntuación.
c) Las nociones básicas de estilística en sus aspectos tanto
positivos (normas) como negativos (vicios).
2) La claridad: Se refiere a la facilidad de comprensión que brinda un texto, lo que tiene que ver directamente con:
3) Precisión de lenguaje: es decir, la utilización de los términos apropiados para expresar nuestras ideas sin posibilidad de equívocos.
4) Concisión: evitar la acumulación indebida de palabras, de manera que el texto no se extiende innecesariamente.
5) Sencillez: redactar de modo tal que se eviten giros sintácticos indebidos, así como el rebuscamiento del estilo.
6) Orden: Este término hace referencia a:
a) El orden gramatical o sintáctico, como base para descubrir las estructuras fundamentales de la sintaxis y lograr la claridad de las ideas expresadas.
b) El orden psicológico; es decir, el ordenamiento de los elementos en función del interés de quien escribe.
c) El orden de las ideas o secuencia lógica. Esto tiene que ver con la estructura del texto; es decir, la manera como vamos ordenando nuestros conceptos en el escrito.
Aprendiendo a escribir bien
Para ayudarnos en la tarea, imaginemos que escribir es como hablar sobre papel. Pero, por supuesto, recordando que el lenguaje coloquial exige algo menos de precisión y corrección que una comunicación escrita. En ésta última, los factores a tener en cuenta son:
1. Qué se va a decir. ¿De qué o de quién se quiere hablar?
Hay que especificar el tema que vas a desarrollar por escrito.
2. Por qué se va a decir. ¿Con qué intención escribes? Es necesario determinar el propósito con el que vas a escribir, por ejemplo: expresar tus sentimientos; convencer a alguien; dar cierta información (en un examen); expresar tu desacuerdo sobre un asunto; solicitar o explicar algo. Mientras escribes no pierdas de vista para qué y por qué lo haces. Por ejemplo, si tu intención es persuadir a alguien deberás concentrarte en cómo exponer claramente tu puntos de vista y tus argumentos. Si tu texto logra convencer a esa persona, habrá cumplido su función.
3. Cómo se dirá. Esto implica pensar en el desarrollo de la exposición. Desde tiempos antiguos se ha establecido que hay seis cuestiones que contiene todo tema:
a) Qué (tema)
b) Por qué (causas)
c) Dónde (localización geográfica o ‘psicológica’)
d) Cuándo (localización temporal o histórica)
e) Quién o quiénes (protagonistas)
f) Cómo (proceso,desarrollo,evolución,etc.).
4. A quién se dirá. Es importante tener en cuenta quién va a leer tu escrito. Puede ser que esté dirigido a personas conocidas o desconocidas, de tu misma edad, más jóvenes o adultas. También debes reflexionar qué es lo que saben y qué es lo que no saben acerca del asunto que estás tratando. Dependiendo de todo esto, tendrás que decidir cómo desarrollar el tema para que te comprendan y se interesen por tu texto.
La composición escrita no depende necesariamente de la habilidad natural o inspiración de quien escribe, sino que también se puede aprender practicándola con asiduidad.
Pasos para organizar el trabajo de escribir lo importante es comenzar ...
Para facilitar el comienzo de la tarea:
1. Primero escribe los pensamientos propios (incluso si no corresponden al tema), sin preocuparte por nada. Así, sin ninguna presión, fluirán las palabras. Sería muy raro que no lograras escribir nada sobre el tema en cuestión. Una vez que comenzaste la cosa es más fácil. Ya tienes, sin habértelo propuesto directamente, un bosquejo.
2. Ahora puedes comenzar a ‘rellenar’ los blancos, y a pulir el estilo. Un método simple para llegar a una secuencia de ideas es comenzar a anotar todo aquello que nos viene a la mente en relación al tema, absteniéndonos de pensar en cualquier tipo de orden. En lo sucesivo, cada vez que necesites hacer un texto, procura contestar las siguientes preguntas:
1) ¿Cuáles son las partes que debe llevar el escrito ?
Cada tipo de texto se organiza de manera distinta.
Por ejemplo: una carta tiene que llevar ciertos datos que no se requieren en otro tipo de escrito, cuando se escribe un libreto de teatro es necesario manejar ciertos elementos que son diferentes a los de un cuento; un informe de investigación se prepara de forma distinta que una nota periodística.
2) ¿Qué tipo de lenguaje es el más apropiado?
Dependiendo: del tipo de texto que escribas, de la intención que tengas al hacerlo, y de la persona a la que esté dirigido, debes prestar atención al lenguaje que utilizarás. Puede ser informal, como cuando le escribes una carta a un amigo, o formal, como cuando te diriges a una autoridad.
3) ¿Qué es interesante, o qué es necesario decir?
En este caso puede ser útil elaborar una lista de los aspectos que quieres trabajar sobre el tema que elegiste. Conviene que no olvides cuál es el tema principal y cuáles son sólo detalles que lo apoyan.
Cuando tengas claros todos estos puntos, escribe la primera versión de tu texto.
5) ¿Cómo se revisa un escrito?
Cuando alguien escribe, lo más importante es que logre comunicar a otras personas lo que desea. No creas que un texto queda bien escrito en el primer intento, siempre es necesario revisarlo. Hasta los mejores escritores revisan y modifican partes de sus escritos después de haber hecho la primera versión. Siempre hay algo que se puede mejorar.
Aquí encontrarás recomendaciones generales. Revísalas y toma en cuenta las que te sirvan para el tipo de texto que hayas escrito.
Revisar el contenido.
Para revisar un texto, es necesario leerlo más de una vez. En la primera lectura, revisa el contenido. En el margen de la hoja puedes hacer las anotaciones sobre lo que tengas que modificar.
• Lee tu texto y contesta las siguientes preguntas:
¿Dijiste todo lo que querías decir?
¿Presentaste las ideas en el orden en que querías, o te parece que hay un
orden mejor?
¿Las ideas que expresaste tienen suficientes ejemplos y detalles que las expliquen?
¿Es el tipo de escrito apropiado para la situación?
¿Son adecuadas el título y los subtítulos?
• Subraya las palabras que repitas varias veces. Fíjate en qué casos puedes utilizar sinónimos, y sustitúyelas.
• Para relacionar las ideas en tu texto, puedes utilizar palabras (conectores) como: entonces, por consiguiente, puesto que, por eso, como, así, por tal motivo.
La ortografía.
Después de revisar el contenido, vuelve a leer tu texto y revisa los siguientes puntos:
• Debes usar mayúsculas al principio, después de cada punto y en los nombres propios.
• Revisa la acentuación de las palabras. Encierra en un círculo aquéllas de las que tengas duda. Para verificarlas, consulta el diccionario o pregúntale a tu maestro.
• Utiliza los signos de admiración y de interrogación, las comillas y los guiones largos, punto aparte y seguido y comas en los lugares que sea necesario.
La organización gráfica.
Es cierto que lo más importante de un escrito es el contenido, pero también es necesario cuidar cómo se organiza gráficamente. Cuando terminas de revisar tu texto, sigue estas recomendaciones al pasarlo en limpio:
• Decide en qué tipo de material vas a trabajar (en una hoja blanca, en tu cuaderno o en el pizarrón).
• Observa en qué lugar de la hoja debes escribir cada parte, de acuerdo al tipo de texto que estés trabajando.
• Respeta los márgenes y utiliza sangrías cuando sea necesario.
• Cuida que los párrafos estén separados.
• Si es manuscrito, procura que tu letra sea legible y apropiada para el material que elabores. Fíjate si es necesario que hagas letras de distintos tamaños.
• Por ejemplo, si es un cartel o un material para exponer en clase, la letra debe ser grande y clara para que sea atractivo y los demás alcancen a verlo con facilidad.
Revisa tu escrito con alguien más.
El punto de vista de tus compañeros es muy útil. Sus recomendaciones ayudan a mejorar tu escrito, de la misma manera que tú puedes ayudarlos con sus textos.
• Intercambien sus trabajos y discutan:
¿Qué has querido decir?
¿Qué les gusta más en ese trabajo?
¿Hay alguna parte que hubieran expresado de manera diferente? ¿Hay algún punto que les cueste trabajo entender?
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